
A media mañana nos indicaron que debíamos bajar al comedor. Algunos “no habían hecho hambre”. Nos distribuyeron por mesas para colaborar en el desayuno de los más pequeños de tres años. Lo mismo harían más tarde nuestros compañeros con los otros cursos de los más pequeños.
Colaboramos en dar el desayuno y atender las necesidades de tres o cuatro niños. La distribución fue muy ordenada, puesto que cuando pasaron nosotros ya estábamos en las mesas esperándolos.

Con ello aprendimos lo importante que es desayunar bien y productos sanos.
A esto le añadimos que durante el curso, en el recreo al menos dos días tomamos fruta. Desde pequeños aprendemos buenos hábitos de consumo, aunque hay que reconocer que después no lo ponemos en práctica en las comidas diarias.
Marta Calero Valero / Noelia Madrigal Belló